El bonaerense de nacimiento, pero confeso hijo de la patria grande (Latinoamérica), el Maestro y leyenda Víctor Heredia, seducido y embelesado por los ojos divinos de su amada, compuso la canción “Ojos de cielo”, sin imaginarse que años después, esa creación se convertiría en un himno universal al amor.
Fuente fotográfica: Vía País |
Las canciones que ha compuesto el maestro Heredia, sin duda alguna, nacen del rostro desdibujado y las penurias económicas, sociales y políticas de América latina. Por ello ha unido su voz junto a Joan Manuel Serrat, Mercedes Sosa, León Gieco, Silvio Rodríguez, y tantos excelentes músicos. Pero como no todo es color de rosa, a veces también la vida es color plomo, y ello sucedió en la dictadura militar de Jorge Rafael Videla, porque el maestro fue censurado y callado, inclusive su hermana María Cristina Cournou fue secuestrada y se encuentra desaparecida hasta el día de hoy. Esos años de plomo también sirvieron para que el canta-autor componga la canción “Todavía cantamos”: /todavía pedimos, todavía soñamos, todavía esperamos, a pesar de los golpes que asestó en nuestras vidas el ingenio del odio desterrando al olvido a nuestros seres queridos/.
El amor es azul
Muchas otras veces, la vida es también color cielo, y en el caso del maestro Heredia, ello fue encontrado en los ojos de Marisa Bonzón, quien actualmente es su esposa. Como dijera el Diario La Nación de Argentina “había una vez una mujer con ojos de cielo, portadora del par de ojos celestísimos que inspiró al maestro”.
Marisa Bonzón (esposa de Víctor Heredia) - Fuente fotográfica: Facebook |
La aclaración ha venido del propio autor, y es que en una entrevista para la revista Huellas en donde le preguntaron ¿Ojos de cielo en qué circunstancias la escribió? El maestro comentó:
“Igual. También tiene una destinataria: Marisa, mi mujer. Si uno repara en hasta dónde podría hacer algo por sí solo, el trayecto sería muy corto. Necesitas alguien que te apuntale, te acompañe, te sostenga. Y que, cuando aflojas, te recuerde la necesidad de no perder de vista las cuestiones por las que luchaste toda la vida. De todas maneras, esto es una explicación que un artista no debiera dar porque los que completan las canciones son los otros”.
Pero también es innegable que cada ser humano le genera un trasfondo propio y particular a una canción y lo vincule a una experiencia propia. En la misma revista también le preguntaron ¿Carrón afirma que con Jesucristo entraron en la historia esos “ojos de cielo” que sostienen la vida? A lo que el autor respondió:
“Cuando escribí Ojos de cielo no pensé en la Virgen, pero ahí están, y es inevitable que alguien haya pensado eso, porque yo pude haber tenido la pretensión de escribir esta canción para alguien, pero me supera. Cuando uno escribe una canción es como una antena que retransmite algo y ese algo a veces… yo diría que la mayoría de las veces termina superándote. Si el otro no le da un sentido, la canción está incompleta. Yo no estoy solo. De hecho, en la canción estoy hablando de dos; y esos dos pueden ser cuatro, ocho o miles, pero ninguno está solo”.
Es innegable el aporte del gran maestro Víctor Heredia a la música que se compone en este lado del charco en el mundo. Quizá él con sus ojos de cielo, otros con sus ojos de capulí, muchos otros con sus ojos pardo, algunos con sus ojitos café, y también un tanto de ojos canela, pero sin duda alguna, por los caminos de la vida nos toparemos con muchos ojos que llevan poesía consigo.
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