El amauta e
ilustre investigador huanuqueño, Javier Pulgar Vidal, fundó hace 50 años lo que
hoy es la Universidad Nacional Hermilio Valdizán (UNHEVAL) que lejos de aportar
y fortalecer los cimientos para el desarrollo sostenible de nuestra región,
agoniza en el desierto de conocimientos como muchas de las universidades del
Perú, clamando con urgencia una reforma si es que aún desea sobrevivir en este
mundo de la llamada “era del conocimiento”.
Los claustros
universitarios en el perú, hoy son anidados por docentes farisaicos, alumnos
alienados, todos ellos dirigidos por autoridades corruptas, quienes consientes
de la realidad abstienen a la universidad de la revolución tecno-científica,
apartándola así de la era de la información, desmembrando la investigación
científica que es la razón de ser de la universidad.
Si bien, en
cierto punto las universidades son forjadoras y constructoras de la realidad y
nuestra región no es la excepción, pues la realidad construida en nuestra
región es reflejo fiel de la universidad que tenemos, donde los sarcófagos de
conocimientos son consumidos por polillas de indoctos en la que muchos conviven
en un sistema, si es que se le puede llamar así, colapsado ya hace muchos años.
Muchos son los
factores que han contribuido para crear esta realidad en la UNHEVAL, entre
ellos como pretexto podemos poner a la sangrienta guerra interna que vivió el
país entre los años ochenta al dos mil; una página oscura en el libro de la
historia del Perú y que tuvo a nuestra universidad como uno de los nidos donde
se incubó este pensamiento extremista y violento. Violencia vivida, que por un
lado tuvo como protagonista a un sátrapa y violador de derechos humanos, y para
el colmo, la hija de este fue candidata a la presidencia de la república en las
elecciones pasadas, pero felizmente nos libramos y quien sabe si nos
libraremos en una segunda vez, ¿es que acaso los peruanos nos olvidamos tan
rápido? Y por otro lado estuvo el grupo terrorista Sendero Luminoso, que con su
predica de “nueva democracia” atrajo a muchos estudiantes confundidos que
vivían resentidos con la realidad peruana y sus gobernantes.
Las estadísticas
dicen que Huánuco es uno de los departamentos más pobres del país, pues también
lo son sus universidades, porque dentro de las aldeas universitarias hay mucha
pobreza, ya que muchos de sus habitantes entre autoridades, docentes, y
alumnado carecen de formación espiritual, ético y moral, y ni que decir de la
carencia en la formación académica. Lamentable y voluntariamente se contribuye así, para hacer de la UNHEVAL un ser viviente insensible e indiferente a la
problemática que aqueja a su región y su país. Casi en su totalidad los catedráticos
han perdido la práctica de valores y muchos no tiene el nivel académico para
enseñar en una universidad y eso no solo sucede en la UNHEVAL. Se dice que el
alumno muchas veces toma como modelo al profesor, pero qué puede aprender un
alumno de la conducta irreverente, pérfida e inmoral de muchos de estos
docentes que tanto daño le están haciendo a nuestra primera casa superior de
estudios.
Muchos de estos
catedráticos no preparan adecuadamente su material de enseñanza y en algunos
casos hacen el ridículo ante alumnos que de manera rudimentaria y silvestre apuestan
por la autoformación pero lo hacen. Estos docentes, no todos claro, siguen
enseñando con material desfasado y paupérrimo, desperdiciando la llamada
“democratización de la información” llegada a nosotros con la magia del
Internet. Docentes que a la hora de evaluar toman exámenes “memorísticos” que
muy poco aporta al criterio analítico en la que debe ser formado un estudiante
universitario.
Pero por otro
lado están también los estudiantes universitarios indiferentes, indolentes, que
pasan a formar parte de la llamada “generación x”; esa juventud pérdida, que
lamentablemente la UNHEVAL como casa superior de estudios tiene que albergar. Estudiantes
poco comprometidos con su carrera y menos comprometido con el desarrollo de su
localidad y que a la larga vienen a ser parte de esa gran cantidad de
profesionales mediocres que muchas universidades nacionales están formando
gratuitamente. Hay también de aquellos estudiantes que carecen de formación
ideológica moral y espiritual, que asquean a la política como si esa fuera la
solución, como si abstenerse fuera la alternativa para cambiar nuestra
realidad. Pues si antes la universidad era un lugar donde se debatía sobre la
realidad nacional y se proponían alternativas de solución, hoy muy pocos
practicamos ese hábito.
Y por supuesto
como olvidar que las autoridades universitarias tienen que ver mucho con esta
dolorosa realidad, autoridades encadenadas voluntariamente a los cargos, las
cuales ostentan altivos. Tantos rectores que han pasado pero que muy poco han
aportado en el crecimiento de nuestra universidad. Y no menos importante pero
están también los decanos enquistados en el poder que contribuyen al
divisionismo en muchas facultades. Cómo puede ser posible en el Perú que de el
total del presupuesto universitario, el 90% es destinado a gastos de pago de
planillas y pagos sociales, y tan solamente un 10% es destinado a la inversión
en investigación, infraestructura e implementación de laboratorios, y en el
colmo tampoco se realiza la rendición de cuentas a la comuna universitaria, y
si es que se hace, solo es para callar a algunos pocos que intentan levantar su
voz.
Actualmente
vivimos en una universidad despolitizada y desideologizada, reflejando la
crisis de los partidos de la vieja república, haciendo que la universidad en
poco o nada aporte al fortalecimiento del sistema democrático en el que
vivimos. La corrupción de los tercios estudiantiles, asimismo la desaparición
de los centros federados y la federación universitaria en la UNHEVAL diseñan
una realidad poco esperanzadora para los huanuqueños.
Uno de los retos
para buscar el renacimiento de una universidad moderna y competitiva de acuerdo
a los desafíos que plantea el siglo XXI es pues el planteamiento de una
alternativa programática que elabore la esperada reforma universitaria.
Si queremos cambiar esta realidad en la UNHEVAL y en muchas universidades
del Perú, hoy recae la responsabilidad y el deber sobre los alumnos, porque
ellos son quienes deben tomar conciencia y cambiar de actitud. Los docentes
están llamados a mejorar la imagen de nuestra universidad y con mucha más
responsabilidad porque ellos son los que están formando a los futuros
profesionales en las distintas ciencias que requiere nuestra región; y por
supuesto, nuestras autoridades universitarias, porque de ellas depende el mal o
buen funcionamiento de esta universidad.
Que los 50 años nos sirvan como un pilar para reiniciar y tomar los rumbos
hacia la eficiencia y la eficacia de esta universidad, esta universidad que los
huanuqueños amamos y queremos y donde se forman los futuros profesionales que
harán y deben hacer de Huánuco una región más grande de lo que ya es.
*Yoel Ventura Rivera. Poeta y escritor, estudiante universitario de ideas zurdas pero no absurdas. Un ciudadano común y silvestre. En mis tiempos libres me dedico a la caza furtiva de dinosaurios y unicornios.
Foto ilustrativa:
Fuente fotográfica: Diario Correo |
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