El Proceso Penal seguido contra los rebeldes de Huánuco en 1812

El Proceso Penal seguido contra los rebeldes de Huánuco en 1812


Las reformas borbónicas iniciadas por Felipe V y continuada por Carlos III, fueron una serie de reformas políticas y económicas, orientadas en reforzar la presencia de la corona en sus colonias, la misma que es conocida como la “segunda conquista de américa”. Entre los cambios más positivos para España, pero negativos para los pueblos de américa fue la reforma fiscal, aumentando los impuestos, impidiendo que américa realice producción industrial, debido a la presión de los monopolios más grandes de Madrid, además del privilegio y poder que adquirieron los españoles, ya que solamente a ellos se les reservó la potestad de asumir los principales cargos burocráticos del virreinato, relegando y generando indignación entre los criollos de la época.

Además otra de las reformas más controvertidas fue la supresión de los corregimientos, estableciendo en su lugar, las intendencias, la misma que afectó directamente a Huánuco, porque pasó a ser parte de la intendencia de Tarma, al igual  que los partidos de Huamalies y Panataguas en el año de 1784.  

Si hacemos una mirada en los territorios de estos partidos, principalmente en Huamalies, encontraremos que anteriormente ya se habían presentado revueltas, como la del año 1732 por abusos en los repartos de mercancías[1], En 1776, era asesinado un encomendero y su obraje era devorado por el fuego[2]. Y en 1977, el corregidor Ignacio de Santiago Ulloa, escapaba de las personas que le habían preparado un motín, desencadenando posteriormente que por ese atrevimiento, 13 personas fuesen condenados a muerte y 52 cumpliesen condena en el Real Felipe en Lima[3]. Ese mismo año, Juana Moreno, cansada de los abusos se revela y asesina al teniente corregidor General Domingo de la Cajiga, provocando que como respuesta de las autoridades, ella sea condenada a muerte, sin embargo extrañamente no se ejecuta la pena, sino que es remitida al Real Felipe. En todos estos levantamientos, la consigna de los pueblos era revelarse contra los pésimos funcionarios, y la arbitrariedad que cometían los corregidores contra los indígenas.  

En la primera década del siglo XIX, el partido de Huánuco, era la cuarta más grande en población (cerca de 9 mil habitantes) y en la que el linaje de la familia Llanos, había establecido un monopolio comercial, político y social apabullante, ya que prácticamente era los dueños de Huánuco. Esa situación generó recelo y malestar en los pobladores de las comarcas de Huánuco y panataguas, tal y como señala el cura de Huariaca, Pedro Ángel Yadó: “con estos gobernadores era imposible que los huanuqueños y panataguas no estuvieran disgustados, y como estos mandones son europeos, empezó hace tiempo a tirarse la ciudad contra los chapetones.”

En el mes de febrero, se produce el levantamiento y el asalto de Huánuco, encabezado en un principio por Juan José Contreras del partido de panataguas (asesinado luego por órdenes de Domingo Berrospi) y la consecuente huida de los españoles chapetones, abandonando sus bienes y pertenencias, la cual fue posteriormente saqueada por los rebeldes pobladores que también llegaron de los pueblos del partido de Huamalies y a la que se sumaron los criollos de Huánuco. Según los muchos testimonios, la consigna de la rebelión fue: Expulsar a los europeos peninsulares del reino, lograr que el gobierno recaiga en americanos, dar tierras a los indios, reducir el tributo indígena, y lograr la unión entre mestizos e indígenas.[4]

Los alcaldes de Huamalies, sabiendo de los desmanes cometidos contra los bienes y pertenencias de los europeos, y con el temor se dirigieron a Domingo Berrospi, para solicitarles un documento como garantía que ellos no habían cometido ningún delito y que bajaron a Huánuco por el llamado que les hicieron.
Enterado de los sucesos el Virrey José Fernando de Abascal y para reestablecer el dominio de la corona, ordena al Gobernador e Intendente de Tarma, José Gonzales de Prada, que se dirija a Huánuco (ya que era parte de su jurisdicción), y este acompañado de 500 soldados llega a Ambo y vence los rebeldes huanuqueños y hace su entrada a Huánuco el 21 de marzo, iniciándose de esa manera, la persecución y apertura del proceso penal que se siguiera posteriormente contra los insurgentes, tanto indígenas y criollos[5].

El día 24 de marzo, es capturado Juan José Crespo y Castillo por Juan Martín de Yábar, posteriormente José Rodriguez, Norberto Haro, y varios alcaldes de panataguas y Huamalies.  Fray Ignacio Villavicencio fue arrestado en su propio convento el día 5 de mayo por José Larrea y el 27 de mayo es capturado Marcos Duran Martel, por Juan Martín de Yábar.[6]

Entre el 3 y 4 de abril, formalmente se inicia el proceso penal (sumarísimo) contra los insurgentes de Huánuco por los delitos de sublevación, rebelión y alzamiento contra la corona, saqueo de bienes, tortura y asesinato, y el encargado de acusar es José de Larrea y Loredo, quien en ese entonces se desempeñaba como subdelegado de la intendencia de Tarma. Días después, el 13 de abril, como parte de su estrategia José Gonzales de Prada, emite un documento en donde declara la amnistía, para los rebeldes que se entregasen y colaboren con el proceso.[7]  

Una vez recabado las pruebas, la declaración de los testigos, el tribunal del crimen de la Real Audiencia de Lima conoce el caso, realiza el careo y escucha a los abogados de la defensa, entre los más destacados, Miguel de Eyzaguirre y Santos de la Vega. Por su parte la hija de Juan José Crespo Y castillo Petronila Crespo del Castillo, intercede a favor de la inocencia de su padre, señalando que él intervino en la rebelión, porque fue presionado por la masa además era de edad avanzada.

Sin embargo, por la cantidad de testigos que declararon señalando que los promotores de la rebelión fueron Juan José Crespo y Castillo, Marcos Durán Martel, José Rodriguez, Norberto Haro, Mariano Aspiazu, Vicente Moyano, Francisco Ledesma e Ignacio Villavicencio; la Real Audiencia dicta sentencia el 27 de julio condenando en mayor grado de responsabilidad, a la pena del garrote a Crespo y Castillo y José Rodriguez y pena de horca a Norberto Haro, y Marcos Duran Martel es sentenciado a destierro perpetuo. Además se tiene constancia que cerca de sesenta alcaldes fueron implicados y declarados culpables, de los cuales la mitad de ellos fueron privados de sus respectivos cargos y recibieron condena que va desde dos años en las minas de Cerro de Pasco hasta diez años en la fortaleza del Real Felipe en el Callao.

Posteriormente el día 8 de octubre, el Real Acuerdo (instancia máxima de consulta en asuntos de justicia, integrada por los oidores de la Real Audiencia y los fiscales) confirma tales penas. Y finalmente, en la mañana del día lunes 14 de setiembre de 1812, en la plaza de armas y frente a la iglesia mayor de Huánuco, son fusilados, Juan José Crespo y Castillo y José Rodriguez, y Norberto Haro es ahorcado. Además los bienes e inmueble de los 4 principales líderes son confiscados y embargados[8].   

En España en 1820, cuando estalla la revolución de Riego, los liberales toman el poder y deciden liberar a todos los presos políticos de américa, entre los que se encontraba el huanuqueño Marcos Duran Martel[9]. Una vez liberado, este decide luchar por la liberación de Juan Bautista Túpac Amaru (medio hermano de Túpac Amaru II) quien también se encontraba cumpliendo condena, y no había sido liberado por su condición de indio.

Dos años después por fin se logra el cometido. El 3 de julio de 1822, Bautista Túpac Amaru, Marcos Duran Martel y el argentino Juan Bautista Azopardo se embarcan rumbo a Buenos Aires[10], sabiendo que al otro lado del mar, en el nuevo mundo, ya se respiraban vientos de libertad. 
Ilustración de los oidores de la Real Audiencia de Lima

Pie de página ------------------------
[1] José Varallanos. Historia de Huánuco 1959. 
[2] Scarlett O´Phelan. 1988. 
[3] José Varallanos. Historia de Huánuco 1959. 
[4] Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú 1971 –Tomo III. 
[5] Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú 1971 –Tomo III. 
[6] F. Javier Campos y Fernández de Sevilla. Presencia de los agustinos en la revolución peruana de Huánuco de 1812. 
[7] Vicuña Mackenna, Benjamín. 1860. 
[8] Eva Dumbar. La Revolución de Huánuco de 1812. CNSIP 1971 – Tomo III. 
[9] Carlos Sanhueza, Javier Pinedo. La patria interrumpida: Latinoamericanos en el exilio, siglos XVIII-XX. 2010. 
[10] Carlos Sanhueza, Javier Pinedo. La patria interrumpida: Latinoamericanos en el exilio, siglos XVIII-XX. 2010.

Artículo escrito por:

Pipiolo de Poeta y Blogger común y silvestre. Investigador y curioso en historia. Apasionado por el Derecho Constitucional. Partidario del federalismo. Autor del libro "Huellas de León". El amor es azul.💙 Yoel Ventura Rivera

No hay comentarios.: